mujeres artesanas de zinacantán

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me quería levantar tempran, pero fiel a la costumbre me dí el permiso de los 5 minutos en la cama, 5 más, bueno 15, otros 10, media hora, otros 5 y así hasta las 10.30 desde las 7 a.m y eso que le dije al portero de la posada que si me levantaba y él que si puede madrugar, que no hace trampa, me golpiaba y golpiaba la puerta y yo haciéndome la dormida, hasta que tanto toc toc no me dejaba seguir soñando y le dije que si que gracias, que listo ya, y otros 5 y así y así hasta las 10.30... me bañé, me vestí, alisté todo y salí a la calle en san cristobal de las casas, se parece a la candelaria en bogotá, casas de esas viejas coloniales de colores diferentes y de un solo piso, y hacía frío y que hambre; busqué comida barata pero paila, tocó de 40 pesos pero el pedazo de carne bien grande, pregunté por los colectivos a zinacantán, y me preguntaban se va a ir sola?? y yo si, y no le da miedo?? mm no.
Se llega a zinacantán subiendo un poco la montaña, de nuevo ver la montaña verde, repleta de árboles, sin sentir con la piel, de solo ver se sabe que hace frío; 3 cuchas en el busesito hablaban que una hija le robó millones al papá, uy que mala y por qué hizo eso? y yo mirar por la ventana y leía un cuento de andrés caicedo que imprimí en el cyber; y se veían las casas de plásticos, bien largas, donde adentro viven las flores, y llegamos, la parada en la iglesia, son muy devotos por acá, se nota en muchas cosas.
y al bajar una chica por ahí de 17 años me dice que si quiero ver como hacen los tejidos y bla bla, plan turista y yo le digo que bueno y ella bien amable y yo le hago las típicas preguntas que me imagino le hacen siempre sobre su "forma de vida" pero ella bien amable me contesta, yo muy intrigada por tanta flor y flor en sus vestidos tan rebonitos, esas flores bordadas de muchas tonalidades del violeta y ella me cuenta que cada año cambian los colores de sus vestidos, este año violeta, el anterior fue rojo, y eso a mi me pareció remágico, como ese lugar y ella misma; no podía dejar de mirar su hermoso vestido con flores bordadas de morado y hojas con morados y verde oscuro y una fina línea de contorno dorada que aveces parece verde, y llegamos a su casa y en un patio grande muchas telas que ella y otras mujeres de su familia hacen y chales y manteles y servilletas y esas cosas tan bonitas.
había muchas mujeres en ese lugar, de todas las edades, y los hombres? casi no se ven los hombres, en chamula tampoco, y ella me mostró un chal de un hombre y uff que lindo! y me mostró el traje de novia y me dió de probar pox que es el chorro que hacen con maiz y frutas y estaba muy bueno, se nota que emborracha arto, por eso luego le compré la botella.
y que qué voy a comprar y yo esquivé la respuesta y le pedí un dibujo y se empezaron a acercar todas las mujeres y yo diciendo lo mismo de siempre, bla bla y se ríen y timidamente una empieza a dibujar y luego las otras y hablan en su idioma y yo no entiendo nada y miran los otros dibujos y se ríen y se les hacen muy raros los dibujos de los del taller de grabade de oaxaca que bien diferentes rompen con la línea de los dibujos que por esas páginas estaban y se ríen, yo veo sus dientes delineados con metal y dibujan y yo me hago con ellas y dibujo las flores de sus vestidos.
la primera que empezó a dibujar es la mayor de todas y dibuja una servilleta de las que venden, que tiene flores bordadas y ella se llama maria perez hernandez, y casi todas dibujan flores y flores y yo también y yo les pregunto los nombres de las flores de sus vestidos y me dicen que no los saben.
y flores y flores y luego me quedo solo con las más chiquitas que siempre son las que más se entusiasman al dibujar y más flores y unos dibujos bien bonitos, se nota como una tranquilidad en esos dibujos pero que va, a mi no me interesa traducir los dibujos, una niña se dibujó tejiendo e hizo el telar amarrado a un árbol y una flor grande y nadie quizo dibujar en el cuaderno del tema del odio, pero una niña quería dibujar y solo quedaba ese y la hermana le dice: -a ti no te gusta ir a la escuela, dibuja eso!, y ella lo hace y acaban de pintar una flor y me dicen que quieren dibujar más y yo que pues claro!, dibujen todo lo que quieran!; y les pido permiso para tomar fotos y me dicen que sí y llega un niño con una pistola de juguete y pum punn, pum; y siguen las flores y ya luego la mayor empieza a guardar las colores y en tzotzil como que les dijo que ya no más dibujos y le quita el cuaderno a una niña que no había acabado y yo entendí y empecé a guardar todo y compré la botella de pox y luego las niñas más pequeñas me estiran la mano pidiéndome monedas y la grande las regaña y yo supe que me tenía que ir y me fui.

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